martes, 8 de enero de 2013

BIBLIOGRAFÍA

PERSONAJES

Joaquim José da Silva Xavier Tiradentes
(12/11/1748 - 21/04/1792)

Tiradentes
Joaquim José da Silva Xavier

Héroe nacional y patriota brasileño

Nació el 12 de noviembre de 1748 en Pombal (Brasil). Fue educado por su hermano, que era sacerdote. Conocía en profundidad las constituciones promulgadas por las asambleas estatales de Estados Unidos, y llevaba siempre consigo ejemplares de las mismas.

Pasó algún tiempo trabajando como médico, comerciante y dentista (oficio del que viene su apodo, Tiradentes). Fue oficial de caballería en la inconfidência mineira ('conjuración minera'), revuelta provocada con el fin de lograr la independencia del dominio portugués. Pretendía provocar un levantamiento, lograr la independencia de Brasil y crear una república, libre de las restricciones impuestas a la minería, fabricación y sistema monetario del diamante. Además se intentó crear una universidad y la puesta en marcha de una serie de servicios sociales.

La república iba a ser gobernada por una asamblea y un gobierno nacional encabezado por un presidente elegido anualmente. El inicio del levantamiento tuvo lugar cuando las autoridades portuguesas trataron de recaudar los impuestos atrasados, pero tras ser traicionado, la sublevación fue reprimida y fue detenido en Río de Janeiro en abril de 1789. Su juicio duró dos años, durante los cuales defendió la causa republicana. Admitió voluntariamente haber sido el líder del levantamiento así que le ahorcaron públicamente en Río de Janeiro, el 21 de abril de 1792.

Cinco de sus compañeros fueron exiliados a Angola. Convertido en un mártir, se  le concedió un lugar privilegiado en la cultura popular brasileña como héroe nacional. La ciudad de Pombal fue rebautizada con el nombre de Tiradentes y el aniversario de su muerte se declaró día de fiesta nacional.















Juan VI de Clemente

Nacido en Lisboa el 1767- 1826, Rey de Portugal, de 1816 a 1826 Hijo de Pedro tercero y de la reina María I , fue coronado como el rey de Portugal en el año 1816 después de que en 1792 la locura afectará a su madre, el se encargo de las regencias del país. En las guerras napoleónicas se puso de lado de Inglaterra, por lo que Napoleón invadió Portugal en 1807 por lo que tuvo que huir a Brasil. Sólo pudo regresar a su país cuando aceptó la constitución votadas por las cortes de Portugal. Sin embargo al partir de America perdio brasil ya que se proclamó independiente siendo aclamado emperador de la nueva nación el primogénito del monarca portugués, pedro en 1822.




BRASIL IMPERIAL


El período del Brasil Imperial se inició en 1822, con la proclamación de la Independencia, y duró hasta 1889, cuando se instauró la República. Inicialmente, los países europeos no reconocieron el reinado de D. Pedro 1º, el primer Emperador brasileño.
Los Estados Unidos, que a través de la Doctrina Monroe defendían la autonomía del continente americano, fueron los primeros que aceptaron la emancipación política de Brasil. La Corona Portuguesa sólo reconoció la independencia de Brasil en agosto de 1825, tras la intervención de Inglaterra, que obtuvo así innumerables ventajas comerciales. Portugal también recibió 2 millones de libras, a título de indemnización.
La Carta de 1824 fue la primera Constitución del país, y sus leyes estuvieron en vigor durante todo el Brasil Imperial. El documento estableció, entre otros puntos, la Monarquía Constitucional, con un gobierno central; sistema representativo con Senado y Cámara de los Diputados; cuatro poderes políticos armónicos – Ejecutivo, Legislativo, Judiciario y Moderador - éste último ejercido por el Emperador. El derecho a votar y a ser electo estaba vinculado a la posición social y al patrimonio financiero, lo que excluía a la mayor parte de la población.
 
Los Estados Unidos, que a través de la Doctrina Monroe defendían la autonomía del continente americano, fueron los primeros que aceptaron la emancipación política de Brasil. La Corona Portuguesa sólo reconoció la independencia de Brasil en agosto de 1825, tras la intervención de Inglaterra, que obtuvo así innumerables ventajas comerciales. Portugal también recibió 2 millones de libras, a título de indemnización.

La Carta de 1824 fue la primera Constitución del país, y sus leyes estuvieron en vigor durante todo el Brasil Imperial. El documento estableció, entre otros puntos, la Monarquía Constitucional, con un gobierno central; sistema representativo con Senado y Cámara de los Diputados; cuatro poderes políticos armónicos – Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Moderador - éste último ejercido por el Emperador. El derecho a votar y a ser electo estaba vinculado a la posición social y al patrimonio financiero, lo que excluía a la mayor parte de la población.

En 1847 se creó el puesto de Presidente del Consejo de Ministros, también llamado Jefe de Gabinete, un puesto semejante al del primer ministro de los países europeos. Desde esa fecha hasta la proclamación de la República (1889) el régimen pasó a ser Parlamentarista. Al Parlamentarismo brasileño se le llamó "Parlamentarismo al revés", pues el Poder Legislativo, en vez de nombrar al Ejecutivo, estaba subordinado a éste.
       
Los cambios económicos y sociales a partir de mediados del siglo 19 condujeron a la proclamación de la República.

La abolición de la esclavitud también colaboró para que acabara el Brasil Imperial, que perdió el importante apoyo de las élites agrarias, perjudicadas por la decisión del gobierno de no indemnizarlas según el número de esclavos que cada familia tuviera.

LUCHA POR LA INDEPENDENCIA


Desde los últimos años del siglo XVIII empezó a tomar forma la idea de independizarse de Portugal. En 1792 fue condenado a muerte el patriota Joaquín José da Silva Xavier, “Tiradentes”. Sin embargo, estas tendencia separatistas cesaron cuando, en 1808,  consecuencia de la invasión del suelo patrio por las tropas napoleónicas, el rey Juan VI trasladó su corte al Brasil, proporcionado un época de gran florecimiento a la colonia.
El monarca fue recibido con grandes demostraciones de afecto y simpatía en el puerto de bahía, y de aquí pasó luego a Río de janeiro, donde estableció definitivamente la corte. Se levantaron entonces suntuosos palacios y edificios públicos y se fundaron la biblioteca nacional, la escuela de bellas artes  y la casa de moneda.
Pero a pesar de todas estas manifestaciones de esplendor, el ejemplo de las colonias españolas estaba cundiendo por el país. Empezaron a estallar revueltas y extenderse las ideas republicanas. En 1816 los brasileños invadieron, de acuerdo con el directorio argentino, el territorio del Uruguay. La guerra sirvió para que se hicieran más ostensibles las opiniones  en favor de la independencia. En 1821 estalló un movimiento de carácter político y el rey tuvo que prometer otorgar al país  una constitución. El malestar de la colonia se agravó cuando se supo  que las cortes portuguesas se negaban a aceptar que de ellas formaran parte diputados brasileños.
        Hasta el inicio de 1822, nadie hablaba de Brasil. Al partir para las Cortes de Lisboa, para la discusión de la Constitución del Reino, los diputados americanos pensaban solamente en sus “patrias locales”, es decir, en sus provincias. Solamente los paulistas demostraron alguna preocupación en construir una propuesta para el conjunto de la América portuguesa. Ni por eso abrieron mano de la integridad del Reino Unido: sugirieron que Brasil fuera como la sede de la monarquía, o entonces la alternancia de la residencia del rey entre un lado y otro del Atlántico. “Independencia”, significaba, antes que nada, autonomía.
Considerada en aquella época como la fecha que oficializó la separación de Brasil de su antigua metrópolis, la aclamación de Pedro I como emperador, el 12 de octubre de 1822, no significó la unidad política del nuevo Imperio. La propuesta fue aceptada por las Cámaras Municipales de Rio de Janeiro, São Paulo, Minas Gerais, Santa Catarina y Rio Grande do Sul. Pernambuco titubeó por algún tiempo. En razón de las dificultades de comunicación, Goiás y Mato Grosso solamente prestaron juramento de fidelidad al Imperio en enero de 1823. Mientras tanto Pará, Maranhão, Piauí y Ceará, y una parte de Bahía y de la provincia Cisplatina, permanecieron leales a Portugal, refractarias al gobierno de Rio de Janeiro, Maranhão elegía diputados para las Cortes ordinarias de Portugal.
Al final, más allá de los horrores de la guerra y de las tensiones que no desaparecieron, se planeó por la fuerza una unidad territorial de Brasil. Pero la ruptura total y definitiva se mantuvo sub judice. Al final, el emperador era portugués y sucesor del trono de los Bragança. Capaz, por lo tanto, de reunir nuevamente, luego de la muerte de su padre, los dos territorios que el Atlántico separaba.
Solamente en 1825, después de lentas negociaciones, D. João VI reconoció la Independencia, a cambio de indemnizaciones. Así mismo, el gesto vino bajo la forma de concesión, transfiriendo la soberanía del reino portugués, que él detenía, para el reino de Brasil, bajo la autoridad de su hijo. Y D. João fue más allá: reservó para sí el titulo de emperador del nuevo país, registrado en los documentos que firmó hasta su muerte, en 1826.
Los lazos de sangre hicieron de la Independencia un proceso ambiguo y parcial. Fue preciso esperar otra fecha, a la de la abdicación de D. Pedro I, el 7 de abril de 1831, para que se rompiese definitivamente cualquier vínculo de Brasil con Portugal. Asumía el poder un soberano muchacho, también él un Bragança, pero nacido y criado en Brasil. En el lenguaje de los exaltados del período de regencia, se acababa “la farsa de la independencia Ipiranga”.

ANTECENDENTES


ANTECEDENTES
El primer antecedente de la independencia de Brasil se considera desde su colonización por los portugueses (el 22 de abril de 1500), que al principio sólo fundaron ciudades sobre la costa pero gradualmente fueron poblando territorio hasta  las  fronteras actuales.
Como segundo antecedente tenemos a la invasión napoleónica sobre la península ibérica, lo que produce que en 1807 la corte portuguesa se traslada a América junto con los funcionarios del aparataje institucional. Esto produce un gran giro en las relaciones metrópolis-colonia.
Pero principalmente sus antecedentes se dieron  desde finales del siglo XVIII, como fruto de las ideas ilustradas, y con un viento de independencia que recorría los territorios coloniales americanos y la reciente revolución de las trece colonias francesas.
Tenemos como otro factor de están las revoluciones de américa central y sur.
Pero principalmente sus antecedentes se dieron  desde finales del siglo XVIII, como fruto de las ideas ilustradas, y con un viento de independencia que recorría los territorios coloniales americanos y la reciente revolución de las trece colonias francesas.
Siendo Brasil colonia portuguesa tierra esclava y con una corriente poderosa antiesclavista gestad en Inglaterra y Holanda ( opositores de Francia y España) apoyado por los masones de latinoamerica radicados fundamentalmente en Perú como gran logia y gran organizadora de gesta independentista de toda la américa latina a Portugal como metropolis influenciada hasta la medula también por esta hermandad no le quedó más camino que darle la autonomía es por eso que no fue nada violenta.
El 1 de enero de 1804, Haití, que por aquel entonces comprendía el total de la isla de Santo Domingo, siguió el camino marcado por los estadounidenses. Pocos años más tarde, en 1811, aprovechando la debilidad de la corona española por las guerras napoleónicas, Venezuela se declaró independiente, siguiéndole ese mismo año Paraguay.

INTRODUCCIÓN



Las independencias de las nuevas naciones americanas de las potencias europeas surgen en un margen que supera los límites cronológicos, hechos que en su mayoría se dan de 1810 a 1825. La independencia fue la culminación de los avances británicos contra los imperios coloniales de España y Portugal.
        En lo que se refiere a Brasil, merece un trato especial por presentar peculiaridades con relación a las características del proceso emancipador en el resto de América Latina.  Con la llegada invasora, Napoleón Bonaparte se orientaba directamente contra Lisboa por su desacato al bloqueo continental.  La corte portuguesa en pleno, merced al auxilio de la flota británica, se trasladó a territorio americano. Este traslado incluyó el de un complejo cuerpo administrativo y militar. Se injertó así subidamente en un territorio colonial un equipo de gobierno que actuó de inmediato como elemento innovador y dinámico. Esto diferencia el caso brasileño del de las colonias hispánicas, ya que la enorme burocracia trasladada desde Europa fortalece el papel del Estado.